El periódico EL MUNDO ha publicado, hoy, este extenso reportaje sobre la situación que vive el colectivo dental en Baleares (https://www.elmundo.es/baleares/2020/04/22/5ea010b0fc6c8338398b4628.html).
Las cuestiones más destacadas son el elevado riesgo de contagio, la falta de protocolos oficiales, la necesidad de las clínicas de poderse coger a los ERTE y cómo afectará la crisis postpandemia a la sociedad.
TRANSCRIPCIÓN DEL REPORTAJE:
Dentistas exigen ayudas y más protección
Están muy expuestos al contagio por la escasa distancia con los pacientes. Piden un protocolo oficial y poder acogerse a ERTE.
Exponerse cara a cara con un virus que, según las cifras oficiales de ayer, ha afectado a más de 2,4 millones de personas en todo el mundo no es tarea fácil. Situación que se complica ante la falta de respuestas a la hora de elegir la mejor manera de actuar para prevenir el contagio. El periódico norteamericano The New York Times publicó el mes pasado un artículo en el que enumeraba los empleados que enfrentan mayor riesgo de contraer el coronavirus en sus puestos de trabajo. Esta información, fundada en la base de datos del Departamento de Trabajo de EE.UU, ponía en el principio de la lista a los odontólogos. Entre 20 y 25 centímetros es la distancia a la que estos profesionales suelen estar de sus pacientes mientras realiza su labor. Una clínica dental es un lugar caracterizado por cumplir las medidas de sanidad, higiene y esterilidad con el fin de salvaguardar la salud de los pacientes. Sin embargo, para seguir desempeñando la misma labor, desde el Colegio Oficial de Dentistas de Baleares piden a la Consellería de Salut un protocolo de actuación para así prevenir cualquier exposición a la infección. El Gobierno consideró a estos profesionales como trabajadores esenciales durante el estado de alarma, sin embargo desde el Colegio recomiendan que las clínicas permanezcan cerradas y realicen únicamente tratamientos de urgencia. «Una clínica no es un sitio peligroso. Siempre hemos ido bien equipados con tal de proteger la salud del paciente. Pero necesitamos que haya un consenso por parte de las autoridades sanitarias que nos diga cómo actuar ante esta nueva patología. Tener garantías para todos», explica a EL MUNDO el presidente del Colegio de Dentistas de Baleares, Ignacio García Moris.
Hasta la fecha, las principales vías de transmisión demostradas del coronavirus son por vía aérea, a través de pequeñas gotas que se producen cuando una persona infectada tose o estornuda. La escasa distancia entre paciente y profesional y la generación de aerosoles en la mayoría de los procedimientos dentales hace que los odontólogos exigan un «buen protocolo de actuación» y los EPIs (Equipos de Protección individual) necesarios. «No queremos que los pacientes se vean desatendidos ni olvidados, pero no podemos trabajar con normalidad si no tenemos los equipos adecuados», añade García Moris y aclara que el Colegio dispone de una lista con las clínicas que atienden de urgencias y que disponen del material de protección necesario. Asimismo, García Moris también demanda a las autoridades sanitarias la necesidad de realizar tests masivos a todos los profesionales de las ciencias dentales debido, en gran parte, a los pacientes asintomáticos. Por esta razón también exige que estas pruebas se realicen a toda la población. La mayoría de estos negocios en el archipiélago - donde hay 800 profesionales colegiados- permanecen cerrados lo que hace que los ingresos sean prácticamente nulos, pero los gastos no. No obstante, el hecho de ser considerados un sector esencial dificulta que puedan solicitar un ERTE. «Una clínica dental tiene muchos gastos fijos y empleados a los que pagar. Necesitamos que nos ayuden por eso queremos acogernos a un ERTE por fuerza mayor» pide el odontólogo. Borja Navas trabaja en diversos centros de salud en Menorca y también es dentista autónomo en clínicas privadas. «En el centro de salud hemos tenido que llorar bastante para que nos diesen algo de material», confiesa Navas que ayer atendió a cinco personas de urgencia. «Normalmente hacemos un cribaje de las citas que teníamos apuntadas y si no se trata de algo grave lo posponemos». En los centros privados trabaja de autónomo y por eso se siente «desamparado». «Tengo la suerte de ser un asalariado en los centros de salud, pero como autónomo no estoy facturando casi nada y tengo que seguir pagando los mismos gastos cada mes», explica. Para disminuir el riesgo de contagio ha modificado algunas técnicas bucodentales, como, por ejemplo, reduciendo el uso de aerosoles.
El doctor Caubet es cirujano maxilofacial y codirector de la clínica Gbcom en Palma, donde tiene 10 empleados. «A pesar de tener que abrir no ha sido fácil conseguir el equipamiento. Hemos tenido que comprar las mascarillas en un sitio, las batas en otro... y así con todo. Ha habido un silencio administrativo bastante general», cuenta a este periódico. Además, Caubet prevé que muchos mallorquines, una vez termine el confinamiento, no podrán permitirse acudir al dentista por la fuerte crisis en el sector turístico. Desde la Consellería de Salut han declarado que «están ultimando una resolución en sintonía con las reivindicaciones de los odontólogos».
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